Odisea en un espacio paralelo: Misioneros.

 



Muy por la lejanía de otro pasillo oigo a dos varones conversar como si fuesen grandes amigos, mientras sus voces se acercan y se alejan de una manera intermitente, como si estuviesen en movimiento de un lado a otro. De pronto sale Clío por el corredor y se aclara la voz con una tos pequeña para decirme que estamos invitados a la sala de inquisición. 

¿Inquisición?, menciona Regenkind con extrañeza poniéndose de pie. Frunce el seño algo atónito y decide preguntar seriamente: 

¿Me imagino que esto no se trata de una casa de brujas, verdad?... se cruza de brazos algo anticipadamente molesto.

No, asevera Clío...Sin embargo te parecerá algo similar; por favor pasen.

Yo continuaba mirándome los zapatos tomada de las muñecas, pero Mutig al correr detrás de Clío pasó a llevar mis piernas y salí del letargo. Dirigí mi mirada a Regenkind entregándole un gesto de paciencia, y nos aventamos por el corredor.

Cuando llegamos a la sala de la inquisición, el lugar parecía una biblioteca antigua, plagada de libros, candelabros, una lampara de cristales colgantes, una mesa enorme de roble tallado con alfabetos rúnicos y sobre ella pergaminos estirados con un cúmulo de sellos dorados y marcas en ellos. 
Pero lo más impresionante para Amory fue distinguir de pie a dos hombres situados a un costado de aquel mueble. El primero era un adulto, con risos castaños, su piel era como el color de la canela, sus ojos deslumbrantemente amarillos; el pardo ni siquiera se le asemejaba, y su altura y rigidez lo hacían parecer un adonis; si tuviese que describirlo en una sola palabra, sería semblanza. 
Sin embargo el hombre que estaba a su lado, para Amory solo tenía una descripción... luz.

 Ahí estaba...Don Álvaro, con su calva llena de pecas, sus ojos verdes y su barba larga y blanca como la cordillera de Chile, un sonrisa cálida, la más dulce que puedo recordar... y en mi observación veo su boca moverse para exclamar con su humor tan impertinente:

¡No es lo mismo! pelota de tenis, que tenís pelotas!

Fueron microsegundos en los que me demoré en ponerme la palma de la mano en la frente para arrepentirme de haberlo oído decir eso, pero corrí a abrazarlo.

¡Nono! !Te extrañé mucho!, no sabes cuanto me ha costado llegar aquí... hasta estoy cambiando de forma.

Mi Amory, es normal en las brujas hacer uso del cuerpo de un animal para acercarse a nosotros, te ves hermosa con esas orejas. Y lo de las pelotas es cierto... no tendrás; pero ovarios no te faltan.
Vamos a ver y este magnifico aventurero ¿Quién es? … Por favor tomen asiento en donde quieran.

Regenkind tendió la mano a mi bisabuelo, en un gesto de respeto por los adultos, presentándose ante él. Pero la verdad es que no contaba con que mi bisabuelo fuese el más jovial de todos.

Ven aquí hombre y dame un abrazo! También lo necesitas después de este viaje, toma aquí tienes una buena copa de vino. Y por consiguiente debo presentarles a Humberto, el más grande historiador, lector como los reyes, y con un paladar indiscutible! El mejor del mundo y sus alrededores.

Humberto se inclina ante nosotros e interrumpe... ¡Ay Álvaro hombre! no te tires tantas flores, que el único que cocina aquí eres tú, yo solo conduzco esta nave. Un gusto chicos; me parece excelente que haya llegado el día... no hubo minuto en que intentara apresurar esta visita.

¡Uh uh uh!, exclamo Álvaro; acabemos con el sentimentalismo que tenemos un largo viaje que comenzar y habrá tiempo para hacernos cariño de sobra. Amory! muéstrame que es lo que traes contigo.

Levanté mi vestido, y del bolsillo de mi porta ligas saqué mencionando en voz alta: Tengo el puntero de la ouija de la tía Rebecca, el aceite de elemento aire para un theremin, esta cosa que me pasó la Tía Vesna antes de venir y la maleta que le he pasado a Clío al entrar al despacho.

Humberto se había puesto serio y pensativo, observó las cosas sobre la mesa y le pidió por favor a Clío que trajera la maleta.

En seguida, asintió Clío.

Mi nono, tratando de cruzar cabos y unir puntos con cara sonriente y casi burlesca, fija la mirada en mí tomando el puntero de la ouija:

Con que así llegaste hasta aquí eh! Y me puedes explicar ¿Cómo arrastraste a Regenkind hasta aquí?

Cuando observé a través del cristal del puntero, vi la casa del Tío Jacques y no sabía llegar, así que le pedí a los espíritus que me ayudaran, al mirar de nuevo vi a Regenkind tomando muestras de tierra en un bosque cercano. Al momento de iniciar la salida lo encontré en el mismo bosque afilando sus cuchillos para extraer agua de unas plantas.

¿No me digas que eres mago de elementales?, pregunta intrigado Humberto.

Realmente no sabría decirle, yo sólo me guío por mi intuición para sobrevivir, pero si lo veo de esa manera, digamos que los elementos de la tierra me han mantenido vivo, con casa, comida, y sin nada que me falte, solo...

¡Solo Tierra!, exclama Alvaro... eso es lo que te falta?  No hablemos de eso aún... Dame esta maleta cariño, que está muy pesada para tí, se levanta para ayudar a Clío.

Humberto y Alvaro se ponen de pie para abrir la maleta, y adquieren inmediatamente una actitud de concentración y análisis profundo. 

 ¡OK!, exclama Alvaro. 
¡Ya está!, dice Humberto. Este es el plan... Abriendo el libro que había obtenido Amory en casa de su tío, le explica a los chicos que ellos son la clave para que cuatro sigilos del mundo, sean activados y así poder encontrarse con sus más anheladas almas,

¡Asi es!, asevera Álvaro. Quizás pensaron que nuestras apariciones iban a ser el fin de esta historia, pero no. Tal y como dice este pergamino y este mapa; indica la mesa. Debemos encontrar el sigilo de Uthrandir en la tundra, a la altura de Groenlandia, sin rodeos proseguiremos por el ártico hasta Asia donde estará el sigilo de Amalí …

Clío achinó sus ojitos, y Amory no estuvo exenta a esa reacción...

Álvaro continuó; y luego llegaremos a Palau donde estará el sigilo Cosmo.

Irrumpe con una voz seria y concentrada Humberto; Sin embargo chicos, para llegar hasta allá hay que trabajar, son los sigilos los que nos guiarán hasta allá. Por lo tanto, tú Amory con el aceite de aires conectaras con el theremin que está en la popa del barco, que pronto te mostrará Clío.
Mientras tú Regenkind, usarás el monóculo de dimensiones que les entregó Vesna antes de subir. Te enseñaré como cruzar a otras dimensiones y tu función será recaudar elementos claves para una misión única. Mañana te esperaré en la proa a las once en punto, tendremos una conversación importante.

Por supuesto que Amory y su heredada ambición de cahuines, la dejó atónita con la supuesta "misión única", pero ya vería dentro de todo como hacer que Regenkind le contara todo; lo miró con cara de sospecha desde su lugar en la mesa.

Y tu cariño mío, deberás estar a las ocho en pie, para enseñarte a usar el theremin, sonrió Alvaro.

¡QUE! A las ocho! ¿Por qué él debe estar despierto a las 11 y yo a las o....?

Estas no son niñerías Amory, contrólate! Que te estés convirtiendo en gato no significa que te vuelvas animal, dije a las ocho!, dictaminó Álvaro.

Amory y Clío quedaron estupefactos con su reacción, ambos creían que no era un ser humano violento y muy pocas veces se exaltaba. Debía ser una aventura sumamente importante para su reacción.

¿Y usted hijo que trae en su equipaje?, pregunta Álvaro a Regenkind.



Antes de que Regenkind pudiese contestar, se comienza a mover el barco y a lo lejos se oye una sirena que avisa que el barco comienza a zarpar...











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